En el capítulo tres “El lector modelo” del
libro de Umberto Eco titulado Lector in
fabula aborda diversos elementos que se centran principalmente en el lector
y la obra. Dichos elementos servirán para dar una definición tanto de “textos
abiertos” como de “textos cerrados”. Eco dice que un texto está incompleto en
la medida en que debe ser actualizado. Es aquí donde entra el papel del lector,
del cual se espera que tenga una competencia gramatical para poder comprender
el texto y para que lo actualice porque el texto es perezoso.
Lo
anterior se debe porque Eco afirma que el texto está plagado de espacios en
blanco, esto es que el emisor ya tenía previsto que se rellenarían estos
intervalos por dos razones:
Porque, como ya se dijo anteriormente, el texto es “un mecanismo perezoso (o económico)” y necesita que el destinatario se encargue de darle sentido al texto.
Porque, como ya se dijo anteriormente, el texto es “un mecanismo perezoso (o económico)” y necesita que el destinatario se encargue de darle sentido al texto.
Porque el texto quiere que alguien lo ayude a
funcionar, deja al lector la iniciativa interpretativa (pero con interpretación
unívoca).
Además, Eco explica la forma como el texto
prevé al lector para que éste pueda descodificar un determinado mensaje a
manera de estrategia mediante una serie de competencias para que pueda tener la
característica de “texto cerrado”, es decir, que el mismo texto dé las pautas
para que el destinatario pueda interpretar como el emisor lo desee.
Al construir un texto, dice Eco, debe tomarse
en cuenta toda previsión de los movimientos del otro (de ahí la comparación con
‘estrategia’) para que el mismo texto pueda generar al lector modelo.
El emisor tomará en cuenta un Lector Modelo que
pueda cooperar en la actualización textual ya previsto por él con los
siguientes medios:
·
La elección de
una lengua
·
La elección de
un tipo de enciclopedia
·
La elección de
determinado patrimonio léxico y estilístico
Eco hace énfasis en que existen textos que por
sí mismos de manera evidente y explícita señalan cuál es su lector Modelo. Pero
en el caso contrario, es decir, cuando no se especifique en el mismo texto el
tipo de lector o destinatario al que va dirigido, el texto no “esperará” que el
Lector Modelo simplemente exista sino que generará estrategias para
construirlo, producirlo.
Existen innumerables ejemplos de “textos
cerrados” y no sólo a nivel literario, sino también con otros tipos de textos,
como lo son los periodísticos, revistas, artículos, ensayos, etc.
Está el caso de escritores que, por las
temáticas que suelen usar y el tipo de léxico o la complejidad para escribir el
relato, no suelen ser leídos por el público en general. Jorge Luis Borges es un
escritor argentino que suele abordar temas sobre filosofía, literatura, suele
recurrir a la intertextualidad y su riqueza estilística suele ser tediosa para
muchos lectores. En su cuento La casa de
Asterión, Borges no hace otra cosa más que intertextualidad. Pero para el
lector que no se sienta familiarizado con la mitología griega, no tendrá la
mínima sospecha de que Asterión hace alusión a un personaje mitológico, del
Minotauro cuyo nombre es propiamente Asterión en el cuento de Borges. El
Minotauro fue encerrado en un laberinto construido por Dédalo, hecho para
retenerlo. El alimento de esta bestia eran hombres y mujeres utilizados como
sacrificio. Teseo fue el único que le quitó la vida al Minotauro.
Sin embargo, Borges hace una versión diferente
del mito: Asterión nunca se come a las personas que son entregadas como
sacrificio para su alimentación. Las personas van muriendo y, poco antes de
morir, uno de ellos le dice que algún día llegará quien lo libere. Un día,
Teseo emprende su lucha y Asterión apenas si se defendió porque creía que sería
liberado.
Asterión es el nombre de la figura mítica del
Minotauro. Se trata de una criatura con cabeza de toro que nació de la relación
zoofílica de Pasífae con un toro.
Una persona sin estos conocimientos
“enciclopédicos” no podrá entender el cuento. Podrá crear alguna interpretación
pero será errónea porque todo radica en una recreación sobre el mito.
Por otra parte, los “textos abiertos” son
aquellos que admiten innumerables lecturas y, como dice Eco, son capaces de
proporcionar un goce infinito. Pero luego se hace esta pregunta ¿Un “texto
abierto” renuncia al Lector Modelo o postulan uno de otro tipo?
Un ejemplo de “texto abierto” es aquel que se
preste a diversas interpretaciones y no forje al lector a un solo camino. Está
el caso del cuento Casa tomada, en el
que al final del relato no se sabe si se trata de un cuento fantástico o si los
protagonistas están locos o están muertos, por mencionar algunos ejemplos de
las interpretaciones que se han dado.
Revisado.
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